Crisis civilizatoria, límites del planeta, desigualdad, asaltos a la
democracia, estado de guerra permanente y pueblos en resistencia
Edgardo Lander
No hay otro
tiempo
que el que
nos ha tocado...
Joan Manuel
Serrat
Crisis del patrón
civilizatorio hegemónico
Estamos en presencia de la crisis terminal de un patrón civilizatorio
antropocéntrico, monocultural y patriarcal, de crecimiento sin fin y de guerra
sistemática contra las condiciones que hacen posible la vida en el planeta
Tierra. La civilización de dominio científico tecnológico sobre el conjunto de
la llamada Anaturaleza@,
que identifica el bienestar humano con la acumulación de objetos materiales y
el crecimiento económico sin límite -que tiene al capitalismo como su máxima
expresión histórica- está llegando al límite. Su dinámica destructora de
mercantilización de todas las dimensiones de la vida está, aceleradamente,
socavando las condiciones que la hacen posible. El capitalismo requiere, como
condición de reproducción de sus patrones de acumulación, un crecimiento
económico permanente, lo cual, obviamente, no es posible en un planeta finito.
En la medida en que busca sobrepasar los límites, incorporando nuevos
territorios, explotando nuevos bienes comunes, apropiandose del conocimiento de
Otros, y manipulado los códigos de la vida (biotecnología) y de la materia
(nanotecnología), se va profundizando esta dinámica destructiva y se va
acelerando la aproximación hacia dichos límites. En el momento histórico en que
la humanidad tiene mayor urgencia de la diversidad y multiplicidad de culturas,
formas de conocer, pensar, formas de vivir dentro del conjunto de las redes de
la vida (como condición de posibilidad para responder a esta crisis
civilizatoria), pueblos y culturas indígenas y campesinas del todo el planeta
están siendo amenazadas por el avance inexorable de la lógica del proceso de acumulación
por desposesión. Hoy, el asunto que confrontamos no es si el capitalismo
podrá o no sobrevivir esta crisis terminal. Si en poco tiempo no logramos
ponerle freno a esta maquinaria de destrucción sistemática, lo que está en
juego es si la humanidad podrá o no sobrevivir el colapso final del
capitalismo.